Hace unos años salió a la prensa la noticia que en el norte de España las aves carroñeras estaban cambiando su comportamiento al atacar a animales vivos. Los ganaderos cabreados, con toda la razón, pedían a la administración ayudas y los permisos de caza para acabar con estas aves. Desde luego este hecho ha ocurrido siempre, pues las carroñeras han atacado a animales moribundos o lo han velado hasta que este fallecía. Pero el hambre los está haciendo volverse cada vez más osados y en algunos casos les hace atacar antes de que se produzca el fatal desenlacen. Pero esto lo hace cuando el número de ellos es muy superior, acuciados por las imperantes ganas de comer y lo hacen como de si un cadáver se tratara, pues sus garras y picos no están diseñados para matar.
Este pasado fin de semana, en Cazalla de la Sierra, se ha producido uno de estos casos. Una vaca retinta ha parido un ternero más grande de lo común y a causa de los esfuerzos del parto el animal debilitado y sin fuerzas para defenderse ha sido atacada por buitres. Cuando los ganaderos han acudido al lugar han encontrado al becerro totalmente devorado, no se sabe si comido vivo o ya fallecido, y a la vaca con tremendas heridas, pues al faltarles las fuerzas no había expulsado del todo la placenta y los buitres habían empezado a devorarla por la vagina.
Este como he dicho antes no es un caso raro, bueno no muy común, pero no raro. Si los muladares estuvieran en funcionamiento seguramente no ocurrirían estas cosas, pues los animales no estarían tan hambrientos y no atacarían a este tipo de reses.
Pablo Reina
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