MI
ENCUENTRO CON EL GAVILÁN
Por
Miguel Pérez Ramos
La tarde iba de mal en peor. Había llegado temprano con
el fin de prepáralo todo, en especial, la posición del hide y de los posaderos para
que las fotos tuvieran la mejor luz posible.
Además,
aún tenía que probar el nuevo teleobjetivo ya que la vez anterior, Pablo y yo fuimos por la mañana, y la escasa
luz no nos permitió hacer gran cosa.
Primero
fue el cabrero, quien desconfiaba de lo que le decía sobre hacer fotos a los pájaros,
y me miraba con cara rara, “yo llevo toda mi vida en el campo y nunca me he
fijado en los pájaros” me dijo.
Tras
convencerlo, y disponerme a montarlo todo, ya se me hacia tarde, aparecieron
las cabras, que llegaban para beber sin saber que las bañeras estaban casi vacías.
Total, me senté a la sombra y esperé. Sobre una media hora estuvieron llegando
con cuentagotas.
Se
va la ultima cabra, y comienzo el montaje. Sitúo la cámara con el trípode, la
silla, compruebo que la visión es buena, y monto el hide, primero la
estructura, después la tela de fondo y por ultimo la tela de camuflaje. Bien,
ya está todo, adentro.
¿Qué
pasa? Ni un pájaro, pasa el tiempo, el calor es sofocante dentro del hide, abro
un poco la tela para que entre algo de aire. El tiempo sigue pasando y ni una
foto. Algo he hecho mal.
Salgo
del hide, lo desplazo un metro hacia atrás por si estuviera muy cerca. Vuelvo a
meterme. Sigue el calor, y sigue sin aparecer nada. Después de un buen rato,
decido desmontarlo todo.
Como
aún es temprano, solo son las seis de la tarde, y hay suficiente luz, quemo un último
cartucho. Me siento junto al gran eucalipto de otros días, y me tapo con la red
de camuflaje.
Sigue
pasando el tiempo, ya son las siete, esto es increíble, ¡me voy a ir sin hacer
ni una sola foto!
Elena,
mi mujer me manda un WhatsApp, y mientras lo leo, giro la cabeza, y ahí esta, el
azor, posado en la bañera. Rápidamente suelto el móvil, muy despacio giro la
cámara, enfoco, y solamente puedo tirar tres fotos. Se va.
El
encuentro ha sido breve, pero la alegría inmensa. Miro la pantalla de la
cámara, y las fotos parecen buenas. Ya estoy deseando llegar a casa para verlas
en el ordenador. El resultado es el que os muestro.
Una
pena que se vean las bañeras, ya que aunque había preparado un posadero, no lo
tomó, y en las dos ultimas fotos hay un pequeño corte de la cola.
Ah,
y no es un azor, como creía, se trata de una hembra de gavilán común con
algunas mudas.
Como siempre, espero que os gusten. Saludos.
Miguel
Pérez Ramos.