lunes, 9 de septiembre de 2013

Garza real-Grey heron (Ardea cinerea)

El verano se acaba, las altas temperaturas nos dejan, aunque un verano como este lo firmaba yo ahora mismo.
 Las lagunas se secaron hace un mes y los campos vestidos de paja y terrones resecos tienen cada vez menos pájaros, pues muchos de ellos ya están de camino o disfrutando del continente africano. Las lagunas que aun sobreviven son auténticos oasis para las aves migratorias. Miles de cigüeñas conviven con garzas, tanto reales como imperiales, espátulas, anatidas y  limícolas y aprovechan las refrescantes aguas para reponer fuerzas antes de dar el salto del estrecho.
Los milanos negros se van pero entran los reales, y es un buen momento para disfrutar de pájaros "raros" por nuestros campos. Pronto llegaran los fríos y por las tardes escucharemos el melancólico canto de los alcaravanes que vuelan en bandos. Ya mismo tendré cerca de mí al colirrojo tizón al que tanto cariño le tengo. En fin, nueva estación, nuevos pájaros..... nuevos momentos con los que disfrutar de la campiña.
Garza real (Ardea cinerea)

Garza real (Ardea cinerea)

Garza real (Ardea cinerea)

Garza real (Ardea cinerea)

Garza real (Ardea cinerea)

Garza real (Ardea cinerea)

Garza real (Ardea cinerea)

Garza real (Ardea cinerea)

Garza real (Ardea cinerea)


Garza real (Ardea cinerea)

                                                                       
                                                                                          Écija, 9 de noviembre de 2013


                                                                                                                Pablo Reina

jueves, 2 de mayo de 2013

Mañanas de tormentas


Hoy es un día un poco atípico para pajarear. Es 28 de abril de 2013 y después de un mes de marzo, considerado el más lluvioso que se conoce desde los años cuarenta, y un calurosísimo abril con temperaturas de más de 35 grados, hoy hace un frio del carajo.
Pero del carajo total. Ha llovido algo por la noche y el aire norte ha echo descender la temperatura casi veinte grados de un día a otro. No acompaña nada la mañana, pero me encanta salir cuando el tiempo amenaza lluvia.
En Ballestera veo como la tormenta avanza hacia mí. Los rayos desgarran el cielo y este se queja tronando. Los pájaros la están esperando, se les nota. Las cigüeñuelas y las gaviotas reidoras están tranquilas empollando en sus nidos. Los flamencos, con el agua hasta la barriga, sumergen la cabeza, bueno, la cabeza y el cuello en el agua para comer. Las fochas y los patos casi no se  dejan ver. Algunas avocetas vuelan buscando un lugar tranquilo y los andarríos chicos se persiguen unos a otros volando a velocidades de vértigo.
 Las cigüeñuelas en sus nidos soportan la lluvia de pedrisco 



 Las gotas empiezan a caer, las primeras tímidas, pero poco a poco van tomando confianza y el diluvio no pilla a nadie por sorpresa. Lo que si pilla por sorpresa es la granizada que cae y parece que va a agujerear la chapa del coche. Las cigüeñuelas en sus nidos soportan la lluvia de pedrisco que les viene encima y saben que si se levantan algunos de esos proyectiles podrían estropearle la puesta. A los flamencos parece no impórtales mucho y siguen practicando submarinismo. El silencio que reina en la laguna impresiona y solo es quebrado por el repiqueteo de los granizos sobre el vehículo  Ha durado sobre dos minutos, parece poco, pero os aseguro que para muchos de los pájaros que allí empollan se les habrá  hecho eterno.
Amaina la lluvia y vuelve la vida a la laguna. Las fochas y patos salen de sus escondites y las cigüeñuelas se meten unas con otras, las golondrinas vuelan rasas sobre la plancha de agua y como en el villancico beben y beben y vuelven a beber. Los trigueros con el plumaje adornado de pequeñas perlitas de agua vuelven a cantar y las lavanderas boyeras corretean por la orilla acompañadas por algunos chorlitejos chicos. Una perdiz roja ha aguantado el chaparrón en las rocas de la orilla y empapada parece un niño pequeño, desvalido, con los ojos rojos de tanto llorar. Los flamencos siguen con su tarea, parece que para ellos no ha ocurrido nada. Seguramente en este caso el tamaño si importa.
Una perdiz roja ha aguantado el chaparrón 

Los trigueros con el plumaje adornado de pequeñas perlitas de agua

De camino a Pedro López, en un charco del camino, una calandria se da un baño, como si no hubiera tenido suficiente agua con la que ha caído y sigue cayendo. De las cunetas, al paso del coche, salen de entre los cardos y matas de margaritas las primeras terreras que veo este año. Están preciosas, tan claritas. Vuelan unos metros y al pasar el coche vuelven a esconderse, no se vallan a manchar el trajecito de fiesta.
En Pedro López paro el coche en el mirador, con su cartelito de información de la laguna y los dos cipreses que le dan sombra, parece que me encuentro en el cementerio. Pero allí no hay muerte, solo vida, y nada mas tienes que mirar al frente y ver esta pequeña laguna, tan poco conocida y a la vez tan bella. Al contrario de Ballesteras, Pedro López esta llena de vegetación. En los pocos espacios donde se puede ver el agua, se ven ánades reales y frisos, cucharas, patos colorados, porrón común y fochas de agua. En otro clarito se reúnen una buena bandada de gaviotas reidoras y dos calamones se esconden entre el tupido cañaveral.

La lluvia para y sobre mi cabeza vuela cantando incesantemente un buitrón. Me adentro en tierras calmas, los trigales se mecen con el viento y el cielo parece que se va desplomar sobre mi cabeza. Aun no hay rodadas de coches en el camino y tengo la sensación de estar profanándolo.

 Soy el primero en pasar hoy por allí, por eso me gusta tanto pasear en estos días, el campo esta solo, no se oye a nadie. Solo el viento y los pájaros. Paro el coche a ver si veo algún sisón o avutarda, pero la tormenta los tendrá todavía asustados. Más adelante en una vieja encina, fósil solitario de estas tierras, recuerdos de antiguas dehesas donde las grullas descansaban y comían bellotas, dos elanios comunes descansan. Mientras los observo un petardeo rompe el silencio, a unos cincuenta metros un macho de sisón canta y un poco mas allá, una solitaria hembra de avutarda levanta el vuelo.


A lo lejos los tristes lamentos de los alcaravanes ponen la música de fondo a esta oscura mañana.
                                                                                    Écija, 2 de mayo de 2013
                                                                                           
                                                                                                          Pablo Reina

martes, 16 de abril de 2013

Focha común-Coot (Fulica atra)


Aunque es principio de abril, y no son más de las ocho y media, el calor se va notando. Estamos en plena primavera y después de un mes de marzo anormal, bastante mas lluvioso de lo habitual, abril esta en todo su esplendor. Las lagunas rebosan vida, tanto animal como vegetal. Vas por la carretera y en cualquier terreno hay una charca o lagunilla donde los flamencos pastan como si de vacas se trataran pues se encuentran en medio de los trigales con la cabeza hundida entre la yerba.
En la laguna de la Madre reina la tranquilidad.  O al menos por el momento, pero en cualquier momento un simple aleteo puede provocar a las iracundas fochas que en estos momentos protegen celosamente su territorio de cría.
En estas secuencias,  no más de treinta segundos en tiempo real, podemos ver como estos bellos animales no se andan con chiquitas a la hora de defender sus dominios.
El agua lo salpica todo. Patas y plumas son lanzadas al aire. Segundos después, vuelve a reinar la tranquilidad. ¿Por cuanto tiempo?
Aún reina la tranquilidad

Despreocupada come tranquila

Pero....

Cualquier nado en falso

desata la ira de un congénere

y se enzarzan en una trifulca tremenda

Con sus enormes patas se golpean el pecho




La pareja de una de ellas acude en su  ayuda


Y pronto se une la otra

Los intrunsos son rechazados



De nuevo vuelve la tranquilidad


                                                                          Écija, 16 de abril de 2013


                                                                                   Pablo Reina

lunes, 8 de abril de 2013

Crónicas pajariles por Osuna


Después de estar todo el día  del sábado en el campo, ya que asistí a la reunión que organizó el grupo RAOA (Red Andaluza de Observadores de Aves) al cual pertenezco, y aunque era la primera quedada que participaba me lo pase bastante bien. Conocí a otros locos con la misma afición que yo y el ambiente fue distendido y sin ningún tipo de percances, a excepción de un aire frio del carajo que nos acompaño casi toda jornada. Bueno, pues el domingo me fui de nuevo al campo, esta vez por tierras ursaonenses.
 Pasado Osuna, camino del  Saucejo, hay una pista que si la sigues te lleva al monte de la gomera o hasta casi la sierra de Algamitas. Esta pista al principio transcurre entre tierras de labor y olivos, por lo que los avistamientos fueron los propios; tarabillas comunes, trigueros, pardillos comunes, jilgueros, perdices y gorriones comunes me acompañaron por todo el trayecto.


Tarabilla común macho

 A lo lejos vi a una pareja de cuervos y a mi primer abejaruco de la temporada, solitario volaba cerca de un talud donde todos los años suelen anidar. Las golondrinas también volaban rasas haciendo miles de piruetas y una curruca cabecinegra cruzo presurosa el camino.
 A medida que asciende el paisaje cambia. Las fincas de labor dan paso a una ganadería de reses bravas y en sus apartaderos los toros bravos son los soberanos.
Toros pastando 

 Ya en las faldas de la Gomera las currucas no dejaban de tararear, pude ver a más cabecinegra y a una sarda. Por todos lados los herrerillos y los carboneros no paraban de publicar que la primavera ya esta aquí y que por fin las lluvias han cesado. Pude escuchar al menos cinco reclamos de cuco y en el cielo los buitres buscaban las térmicas para llevarles Dios sabe donde.
La vegetación esta exuberante. El sustrato húmedo propicia que todo tipo de planta y flores tapicen el suelo y los insectos no desaprovechan la ocasión.

Xylocopa violacea

Matagallo (Phlomis purpurea)

Abeja melifera


Ya en el bebedero de cabras que bien conoce mi amigo Miguel Pérez, pude deleitarme con un trepador azul que estuvo la mar de confiado y se dejo fotografiar.

Trepador azul (Sitta europaea)

Trepador azul (Sitta europaea)

Trepador azul (Sitta europaea)

Trepador azul (Sitta europaea)


Allí también pude ver a una pareja de pito real y a varios aviones comunes volando entre las encinas, cosa que me sorprendió.
                                 
Es una zona bastante bonita y que trasteándola con más tiempo podríamos ver bastantes rapaces. Un día de estos tendré que adentrarme mas en al pista.
                                                            
                                                                            Écija, 8 de abril de 2013




                                                                                           Pablo Reina




jueves, 28 de febrero de 2013

La vida en estado puro

Cuando salimos al campo con la cámara en ristre, soñamos con la foto perfecta. Aquella en la que la luz es excelente, el encuadre perfecto, la nitidez extrema y como modelo, el deseado. El estado de excitación que tenemos cuando nos entra un ave al comedero y lo tenemos a escasos metros es tremendo. Me siento como un Gran Hermano de la vida silvestre. Algunas veces prefiero mirar, tengo miedo de romper la magia del momento con el ruido de mi cámara, y observar como comen, como se bañan o como se pelean entre ellos. Cuando mas me gusta es cuando te miran, notas que sienten tu presencia, saben que allí hay algo, pero sabes a ciencia cierta que no te ven. Allí, en el escondite, eres invisible. Es la vida en estado puro. 
Pero en ciertas ocasiones, la vida nos muestra su lado feo y nos encontramos con el modelo deseado, pero la luz ya no brilla en sus ojos, ya no come, ya no se baña, ya no se pelea. Sus plumas ondean inertes por el viento y, sinceramente, no te importa el encuadre ni la nitidez, solo fotografías. 
No voy a decir que se me hace un nudo en la garganta o que siento rabia, porque no es cierto. Solo es la vida o la muerte en estado puro. Pero al fin y al cabo algo extrañamente natural.

A este ratonero o busardo ratonero, como al parecer hay que llamarlo ahora, lo encontré al pie de un poste eléctrico, no se si su muerte se debió a causa natural o murió electrocutado o abatido por la falta de corazón de algún guarda, desde luego no tenía signos de violencia. 
Ratonero

Ratonero

Ratonero

Ratonero

Ratonero



                                                                                   Écija, 27 de febrero de 2013



                                                                                                          Pablo Reina

domingo, 10 de febrero de 2013

Otra de tizones



De nuevo toca tizones. Estos los fotografié este pasado viernes, por la tarde. No creía que me entraran pues   pensaba divertirme con los pinzones, tanto vulgares como reales, que iban a por pipas al comedero, pero estos comensales solo quisieron regalarme unas pocas fotos, en cambio, los colirrojos y las currucas capirotadas no dejaron de entrar al bebedero que tengo colocado en el mismo sitio. 
Como otras veces he dicho, me encanta esta especie, tan confiados e inquietos. El macho, con sus tonos oscuros, son preciosos y las hembras, tan discretas y esos ojitos pintados en blanco, es de lo mas coqueta. Pronto partirán al norte y no los volveré a ver hasta que pasen las calores estivales y las tardes se acorten llenando de rocío las piedras del viejo caserío donde me entretienen algunas tardes. 













                                                                      Ecija, 10 de febrero de 2013


                                                                                 Pablo Reina