El calor de este verano ya
pasó y el frío se ha instalado en nuestros campos. Los pajarillos
buscan alimentos sin parar para poder soportar el tremendo gasto calorífico que
supone pasar una noche al raso. Los comederos son visitados por diversas
especies y las peleas son tremendas. Pero no solo buscan comida,
en algunos casos, cuando el aire norte arrecia, buscan refugio. Estas fotos están
tomadas dentro del patio, antes empedrado y lleno de vida ahora ruinoso y
deshabitado, de un precioso molino donde el bullicio humano de los meses de recolección
y prensado de las aceitunas ha sido sustituido por el parloteo y trinos de
currucas, colirrojos, petirrojos, carboneros, pinzones y algún que otro
zorro en busca de conejos.
Encima de sus muros derruidos,
al abrigo del viento y bajo las hojas de una higuera silvestres, las perdices
se solean temiendo la llegada de la noche.
Impresionantes tomas Pablo, al igual que tu relato. Sin duda unas estampas hermosísimas. Un abrazo y saludos desde mi Terruño.
ResponderEliminarGracias Jerónimo,especie muy común pero no por ello menos preciosa. Saludos desde Ecija.
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