La otra tarde, desde el coche, y casi sin darme cuenta, tropecé con esta familia de piones atosigando a la que podría ser su santa madre o el santo varon de su padre. Primero eran dos los que sin descanso pedían alimento como si nunca hubieran probado bocado, pero cuando la madre cogió una chuchería se le agrego un tercero que se encontraba en la rama de una escuálida encina. Tan enfrascado estaban que no me prestaron la menor atención, dejándome hacer este pequeño reportaje. Espero que os guste.
Ecija, 28 de junio de 2012
Pablo Reina
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