No conocía Tarifa y, la verdad,
sigo sin conocerla. No conozco sus calles, sus gentes, su cultura...pero estoy
seguro que volveré a pasear por sus playas y sobre todo por sus observatorios,
donde disfrute de un magnifico día rodeado de personas con la misma pasión por
las aves que yo.
Estuvimos en la playa de los Lances, en el
observatorio del Algarrobo y en el de Cazalla. Los tres sitios muy
recomendable, pero me consta que hay muchos otros sitios desde los que poder
otear aves y que no pudimos visitar por falta de tiempo.
La playa de los Lances es ancha
y extensa, de arena rubia y aguas azules y bravas. Solitaria a esas horas, cada
vez que una ola asaltaba la playa, como si de un ejército se tratara, dejaba
los cadáveres verdes y sedosos de las
algas en su fina arena. Entre ellos los correlimos y vuelvepiedras correteaban
presurosos retirándose cuando un nuevo batallón de olas quería conquistar la
playa. Protegidos del aire, que en esos momentos era escaso, un grupo de correlimos
tridáctilo tomaban el sol. Mas adelante en la desembocadura del rio de la Vega,
un correlimos común tomaba el sol mañanero junto a un pequeño chorlitejo
patinegro, mientras los charrancitos comunes se zambullían una y otra vez en
busca de su desayuno. Por cierto, cosa curiosa, en este rio habita el salinete
(Aphanius baeticus), un pequeño pez en peligro de extinción.
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Ostreros en la playa de lo Lances |
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Playa de los Lances |
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Correlimos tridactilos |
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Correlimos común |
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Charrancito común |
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Panorámica de la playa de los Lances |
Proseguimos nuestra ruta por
una pasarela de madera que bordea la playa y que estaba muy transitada por
corredores y viandantes que por ellas paseaban. Los pocos pájaros que pudimos
ver por este camino fueron golondrinas, jilgueros, cogujadas y buitrones.
Existen una serie de observatorios de madera durante el recorrido y paramos en
unos de ellos desde donde observamos a cuatro ostreros junto a varias avocetas. Por allí también
descansaban un grupo de charranes comunes, chorlitejos patinegros y chicos, una
garceta común, archibebes comunes y gaviotas patiamarillas; golondrinas y
buitrones volaban entre los juncos mecidos por el viento.
Tanto los observatorios de
Cazalla como el del Algarrobo no nos defraudaron. Cierto es que en el Algarrobo
puedes ver más numero de aves, pero la distancia de observación es mayor que en
Cazalla y por este motivo disfrute más de este ultimo.
Aunque, como digo, no nos
sentimos defraudado en ningún momento, el viento de poniente que soplaba desde
hacia bastante tiempo, impidió ver las altas concentraciones que allí se forman
cuando es el viento de levante el que predomina. Las aves, tal como llegaban
cruzaban el estrecho por lo que era un continuo chorreo.
Tuvimos la suerte de poder ver
en los dos observatorios un ejemplar de Ruppell, aunque en el Algarrobo volaba
muy alto junto a un grupo de buitres leonados y no pude disfrutarlo por dos
razones, la primera es que no había visto nunca uno y no conseguía
identificarlo, y la segunda es la distancia a la que lo vimos. Pero en mi
segundo avistamiento en Cazalla fue fantástico, lo pudimos fotografiar a placer
y estoy seguro que la próxima vez que lo vea no tendré ninguna duda en
reconocerlo.
Cuando llegas a uno u otro
observatorio, impresiona la mezcolanza de lenguas que por allí escuchas;
Alemanes, ingleses, franceses, españoles...todos unidos por el afán de ver
aves. Desde luego por allí no pasan sin ser observados ni un solo pájaro y en
cuanto es avistado uno, todos los teles y prismáticos dirigen su mirada hacia el
lugar indicado. “Ruppell, Ruppell”, como si de un Rodrigo de Triana fuera a
bordo de la Pinta, aquellas gentes vociferaban los avistamiento, y seguro estoy
que lo celebraban igual de jubilosos que los marineros cuando vieron después de
tanto tiempo la ansiada tierra.
En el Algarrobo avistamos
leonados, el mencionado Ruppell, calzadas, milanos negros, gavilán, cigüeña
negra, vencejos, golondrinas, abejarucos, culebreras, en gran numero, una
pareja de perdiceras residentes de la zona y alimoches.
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Joven alimoche en Cazalla |
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Joven alimoche en Cazalla |
En cazalla, a una distancia
mucho más cómoda de observar, mucho leonado, un Ruppell a placer, culebreras,
calzadas, alimoches, vencejos reales, abejarucos, abejeros, halcón peregrino, un
ejemplar de águila imperial joven, demostrando que esta especie también cruza
el estrecho y milano real y negro.
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Águila culebrera en el Algarrobo |
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Buitre leonado en Cazalla |
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Buitre moteado o de Ruppell en Cazalla |
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Buitre moteado o de Ruppell en Cazalla |
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Buitre moteado o de Ruppell en Cazalla |
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Buitre leonado en Cazalla |
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Águila culebrera en cazalla |
Algo para lamentar es la infraestructura
construida en el observatorio de Cazalla y que por causas que desconozco no
esta en funcionamiento. Un dinero gastado a medias y que podría gestionar
alguna empresa, pues como digo no son pocas las personas que por allí pasan.
De vuelta, nos paramos en la
Janda, lugar que hay que visitar con más detenimiento, pues en sus arrozales y
zonas húmedas son un refugio excelente para muchas aves, destacando la gran
cantidad de cigüeñas blancas que allí descansaban y el número considerable de
aguilucho lagunero y cenizo que por sus verdes campos campeaban.
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Cigüeña blanca en la Janda |
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Grupo de cigüeñas blancas en el Janda |
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Macho de tarabilla común |
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Grajillas |
En esta aventura me acompañaron
desde Écija Miguel Pérez y Juan Miguel García. En la playa de los lances se
unieron al grupo David Budia y Antonio Ferrero, pero solo pudieron acompañarnos
media jornada.
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De derecha a izquierda: Miguel Pérez, Juan Miguel García y Pablo Reina en Cazalla |
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David Budia, Pablo Reina, Miguel Pérez, Juan Miguel García y Antonio Ferrero en la playa de los Lances. |
Écija, a seis de octubre de 2014
Pablo Reina
Bonita entrada Pablo, saludos desde Cantabria.
ResponderEliminarGracias Germán por darte una vueltecita por aquí, si no conoces Tarifa es una autentica gozada el contemplar tanta rapaz. Un saludo desde Ecija.
EliminarHola Pablo, que bien has contado y documentado el magnifico día que pasamos en Tarifa. Yo también estoy seguro de que volveremos a pasear por sus playas y observatorios. Cada día escribes mejor. Enhorabuena.
ResponderEliminarNada que ver con lo que vimos y lo bien que lo pasamos. Cuando pasen de vuelta tendremos que ir a verlos. Gracias Miguel.
EliminarSin duda un lugar para no dejar de visitar. un abrazo
ResponderEliminarHola Jero, para todos aquellos que nos gustan los pájaros debería ser un lugar al que al menos hay que visitar una vez. Saludos desde Ecija.
EliminarA mí me pasa al revés, he estado un par de veces en el pueblo de Tarifa hace bastantes años (playa incluida) pero no he tenido el gustazo de ir de pajareo.
ResponderEliminar¡Un saludo!